martes, 4 de agosto de 2009

Presentación #12

Texto de Roxana Elvridge-Thomas para la presentación de La Palanca #12 (y comentario sobre el #11), en el Centro Cultural del Ferrocarril el 18 de julio de 2009.

PRESENTACIÓN LA PALANCA 11 y 12


Lo primero que llama la atención al tener entre las manos un número de La Palanca es su impecable factura: la belleza estética, la calidad del material gráfico, plástico y literario.
Pero adentrándose más en la lectura y goce de la revista nos encontramos con que en su esencia es precisamente eso que comenzaron siendo las revistas y que desgraciadamente en muchas de ellas hoy se ha perdido: un lugar de encuentro entre amigos, donde las relaciones se suceden en muchos planos: el lector encuentra entre las páginas a un autor al que ama —un amigo literario—; o tiene como intermediario al editor, quien nos presenta a sus amigos para que nosotros, lectores, entremos en amistad —o enemistad— con esos autores, amigos del editor. Es, pues, una reunión donde tenemos varias opciones para el diálogo y como se trata de una revista breve, sin sobrecargarse de textos, esas reuniones resultan más íntimas, más intensas.
Esto sucede, por ejemplo, en el número 11, donde Diego José me invitó amablemente a compartir con los lectores a un “amigo” mutuo, un poeta al que admiramos, que nos lleva a la reflexión y al goce reposado: Joan Margarit. Y la reunión se amplió y enriqueció al entrar en el diálogo el propio Margarit con su sabiduría, su humor, su hablar de hombre que conoce la vida, en esa hermosa entrevista que le hizo el propio Diego José.
En ese mismo número podemos entablar relación con Manuel R. Montes y su cuento La muerte de la imaginación, texto apocalíptico que nos propone el fin de la literatura, de la palabra, en un morir afásico del género humano. En otra tesitura, nos encontramos con la obra de Fabián Ugalde: irreverente, iconoclasta, reutilizando y reactualizando estéticas.
Y en ese estructurar y desestructurar, surge el ensayo de Paola Velasco, una de las ensayistas jóvenes que más me gusta leer, quien en esta ocasión echa un profundo vistazo a la medicina y la muerte. Más adelante, nos da la bienvenida a sus aposentos dentro de La Palanca la versión que Mijail Lamas hace del poema Mundo grande, de Drumond de Andrade. Termina la reunión con el final del relato Poetas Clones del futuro, de Cristián Berríos.
Encuentros todos con interesantes propuestas que nos dejan satisfechos por la variedad y calidad de estos viejos y nuevos amigos con los que se nos permitió entrar en contacto.
En el número 12 sucede algo parecido, al abrir la puerta de la sala de reunión ni más ni menos que el poeta W. B. Yeats en espléndidas versiones de Diego José. Posteriormente, Geney Beltrán nos lleva hacia un rincón para narrarnos una impactante y perfectamente estructurada historia. También como parte de la reunión, me fue permitido compartir con los lectores algunos de mis poemas en torno al fuego.
Pero después viene un encuentro gratísimo con la obra de Mariana Magdalena, con una propuesta muy bien sustentada que nos inquieta, nos lleva a la reflexión, nos perturba.
Sentados en un sillón, Guillermo García nos presenta, por medio de una entrevista, al músico Alonso Arreola con su discurso centrado, inteligente, comprometido con la música y con sus propuestas personales.
En otro espacio de la reunión, nos sorprende la buenísima y delirante farsa de Enrique Olmos de Ita, los poemas de Francisco Fenton y, para finalizar la reunión, la presencia de Marius de Zayas y su poema visual Femme! Otra reunión diversa, inteligente, creativa.
Debo agradecer profundamente a los editores el ofrecernos estas reuniones tan agradables, perturbadoras en ocasiones, provechosas siempre, que nos permiten reencontrarnos con amados amigos y conocer nuevos.
Esperemos que La Palanca continúe ofreciéndonos esta calidad y la posibilidad de tantos encuentros.

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